El criterio selectivo de ATE
El gremio puso en juego todo su poder de fuego en la Municipalidad de San Luis. En Tilisarao y Justo Daract el personal gana menos, pero desde diciembre solo le interesa la política salarial del Gobierno de Hissa.
El gremio ATE enhebró en la semana un paro de 72 horas con otro por tiempo indeterminado, después de caerse la conciliación obligatoria por la recomposición salarial y de darse por insatisfecho con la respuesta de la secretaria de Hacienda en la puerta de la Municipalidad, donde quemaban cubiertas de la misma manera que en el ingreso a la planta potabilizadora de Serba.
“Estamos trabajando en un aumento de ítems y mejoras salariales que el municipio pueda afrontar y sostener en el tiempo”, fueron las palabras que la funcionaria pudo hilvanar ante el asedio de Fernando Gatica en medio de la humareda suspendida.
No había alcanzado a darse vuelta la funcionaria para dirigirse al despacho a informarle al intendente Hissa, que el gremialista hizo cinco pasos para redoblar elevado en una improvisada tarima la apuesta extendiendo la pulseada indefinidamente. Mientras avisaba que iba a “todo o nada”, el puñado de empleados estaba envuelto en un murmullo.
El entusiasmo de Gatica por ejercitar desafiante el músculo de la confrontación se despertó después del privilegio que tuvo de caminar por la alfombra de Alberto Rodríguez Saá, 20 días antes de dejar el poder. A la mayoría de los sindicalistas durante ocho años los zamarreó, ninguneó y obligó a sentarse en la primera fila del Salón Blanco de Terrazas del Portezuelo a aplaudir subas que mantuvieron los salarios postergados por debajo de la línea de la pobreza hasta tres meses antes de irse.
Sergio Tamayo tuvo la atención de pagarle por adelantado el dinero de la cuota sindical a los trabajadores.
El andar de ATE está en el carril del plan desestabilizador del ex gobernador. El 18 de diciembre llegó el primer paro por 72 horas y la notificación definitiva llegó el 30 de enero con la irrupción violenta por la puerta de calle San Martín. Los últimos actos de patoterismo en el Palacio Municipal se vivieron casi dos décadas atrás a instancias justamente de un Alberto Rodríguez Saá enceguecido por derrocar a Carlos Ponce. Varios adversarios que en aquel tiempo le veían rostro de demonio pasaron a la entente kirchnerista que condujo a la derrota en las elecciones del 11-J.
La protesta en la casa del gobernador Poggi no es un hecho aislado atribuible a militantes apasionados y desorientados que ignoraban donde hacían una parada. La presencia de ATE y Camioneros en la puerta del domicilio más conocido de San Luis fue intimidante.
El voltaje de la violencia va escalando.
Personal afectado a la recolección de basura por la emergencia recibió amenazas en las últimas horas a plena luz del día. Hay registros de quienes seguían el recorrido insultándolos y advirtiéndoles a los trabajadores que los iban a golpear.
Ahora ATE abraza el derecho a parar exclusivamente en la ciudad donde Hissa mantuvo el plus salarial del denunciado Tratado de La Toma, una trampa pergueñada por el ex gobernador para dejar expuesto al nuevo Gobierno a un enfrentamiento con los empleados de todos los municipios. La plata alcanzaba hasta fin de año porque el Tesoro fue vaciado.
En Justo Daract y Tilisarao los municipales ganan menos que en la capital.
El fanático albertista, Alfredo Domínguez paga $310 mil. Un empleado llega a ese salario de bolsillo porque está incluido un concepto no remunerativo de $90 mil.
En el terruño de Jorge “Gato” Fernández, su ahijado político paga $350 mil.
El criterio selectivo de ATE evidencia que está montado en un reclamo netamente político. Azuza a los intendentes para que vayan a golpear la puerta a Terrazas.